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Gran presente del paranaense

Juan Jozami se afianza como los mejores del Enduro del Verano

A sus 39 años es figura en esta competencia de motos, considerada la mejor de Latinoamérica. Se destaca por su dedicación y esfuerzo para ser el mejor, aún cuando por un accidente, perdió la movilidad de su muñeca derecha.

El Enduro es una ardua y difícil disciplina del motociclismo que requiere una larga preparación, más teniendo en cuenta si es sobre arena, con cientos de motos alrededor y con miles y miles de espectadores atentos a lo que suceda, como lo es el tradicional Enduro de Verano que tiene lugar cada último fin de semana de febrero en Villa Gesell. Y en esa competencia se destaca el paranaense Juan Jozami, campeón en la categoría Master A y día a día apuesta a más y el próximo año apuntará a la división Pro para competir de igual a igual a los referentes mundiales.

“En el 2020 voy a continuar y voy a apostar fuerte a la mayor categoría. Ya gané dos veces la Master y el año que viene iré a la Pro buscando ser protagonista y clasificar entre los mejores”, manifestó Jozami que hoy se ubica entre los primeros 90 del ránking. Pero la historia de Juan y el deporte comenzó con las disciplina de equipo desde muy pibe.

“De chico jugué al fútbol, de 8 en Sportivo Urquiza, Peñarol y Patronato. También algo de natación en Echagüe. A los 13 años más o menos mi viejo me compró una moto de 80cc, que era para recreación, para andar tranquilo. Algo en lo que hoy en día comienzan los que tiene 5 años y a los 13 ya andan en algo mucho más grande”, contó el paranaense que luego se volcó al automovilismo “primero en rally, disciplina muy compleja y después fui al Turismo Pista, hasta que retomé a la moto” .

Tras un paso por el motocross fue a la arena de Villa Gessell. “Es una competencia peligrosa con mucha presencia de público y cientos de motos en el mismo circuito. Las carreras son en 13 kilómetros con una gran cantidad de gente amontonada que delimitan la pista. Pero los accidentes fatales que han sucedido no son en la carrera, sino que son fuera de pista. En este verano murieron 4 personas, pero es por situaciones que los espectadores quieren ser más importantes con motos y distintos vehículos, y así suceden los accidentes”, reconoció el paranaense de 39 años que también es vendedor de autos y cuenta con un desarmadero de vehículos.

Pero también las competencias presentan ciertos riesgos para los pilotos y Juan tuvo una experiencia que lo marcó por el resto de la vida. “En el entrenamiento de carrera de marzo de 2016, en el Nacional de Motocross me caí y me fracturé la muñeca. Muchas operaciones después, y tras atravesar muchos dolores, la muñeca quedó fija”, recordó. Pero su voluntad y ganas de seguir mejorando no lo detuvieron. “Tuve que volver a practicar todo desde cero, ahora acelero con el brazo, así y todo fui campeón. Pero la lesión sólo me permite correr en arena, que es un piso blando y te permite acelerar a destiempo o antes. Aunque en piso duro acelero con dos dedos”.

Enduro de Verano, una carrera especial

En la última edición, Jozami largó en tercera fila dentro de los primeros 90 motociclistas. “Estar más allá de primera fila es muy distinto. Cuando salís tenés motos en todos lados y que van a fondo y una nube de arena que no te deja ver nada. En arena es difícil animarse porque no podés ir despacio, y en la recta de salida alcanzan cerca de los 140 km/h. Sin embargo a la hora de correr pongo todo, hasta el momento de la largada me encierro en mi casilla y no se lo que sucede en el exterior”.

La moto y el piloto con un vínculo personal

El Enduro de Verano requiere una preparación especial del vehículo, de 450cc y que cuestan más de 700 mil pesos, algo de lo que Juan Jozami se encarga particularmente de acomodar a sus gustos y necesidades. “La que uso especialmente para estas carreras es modelo 2014. La compré de buena fe viendo que estaba impecable por fuera, pero cuando la abrí estaba en mal estado y justo a tres semanas de la carrera. Igual la persona que me la venció pagó para los respuestos. La puse a punto y con dos motos hice una”.

Asimismo, reconoció que él está en todos los detalles, “hasta los mecánicos me han dicho que es raro que los ayude por que ningún piloto va hasta el taller a dar una mano”. Si bien no es de ponerle nombre a la moto, en ciertos momentos le habla al rodado. “Lo que le digo es muy personal, sobre todo antes de la carrera. Se arma un vínculo más que personal porque yo lo preparo especialmente”.

Además, Juan corre en el Enduro Entrerriano, “en pistas que me convienen con piso blando”, y en otras competencias que requieren de mucho esfuerzo como las de Monte hermoso (en octubre) y Claromecó (en enero).

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