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El boxeo y una historia de superación

Nicolás Pagliaruzza: “Ningún sueño es chico”

Atravesó una infancia dura y complicada. El apoyo de su familia y el deporte lo ayudaron a salir adelante. Hoy es un referente del pugilismo paranaense. Prepara a nuevos boxeadores y apuesta a lograr el título entrerriano y ser profesional.

El boxeador paranaense atravesó una infancia dura y complicada. El apoyo de su familia y el deporte lo ayudaron a salir adelante y hoy es un referente del pugilismo paranaense. Con 28 años prepara a nuevos boxeadores y apuesta a lograr el título entrerriano y al profesionalismo.

Nico es un luchador de la vida. El púgil nacido y criado en Lomas del Mirador tuvo una infancia y adolescencia marcada por malos hábitos y ambientes muy complicados. “Siempre pongo de ejemplo que los amigos que tenía están muertos y otros están presos. Creo que el único que pudo salir fui yo”.

“Yo pensaba que no iba a llegar a los veinte. Ya los pasé hace rato, así que lo que estoy viviendo ahora ya es regalado. Ese ritmo te lleva, te tira y luego llega un momento que nunca haces el click de lo que vos estás viviendo. A vos te parece que todo lo que estás haciendo está bien y nunca alcanzas a darte cuenta para salir adelante”, sostuvo el joven de 28 años.

Sus pilares fundamentales para salir adelante fueron sus padres. “Salir de ese mundo es difícil. Gracias a Dios, a mi vieja y mi viejo, pobrecito, que hasta el último momento anduvo conmigo. Antes yo me enojaba porque no me dejaban salir o me decían que no ande con este, con aquel. Hoy en día lo valoro mucho”, reconoció emocionado.

“Tuve la suerte que mi vieja (Mónica Pagliaruzza, una incansable trabajadora del barrio) ganaba bien y me pudo alquilar una casa para que me vaya del barrio. Ese fue el primer paso. Después me puse novio, mi novia con la que estoy hace 9 años me hizo ir a la escuela, porque la había dejado y me obligó a ir a la escuela. Y eso se agradece un montón, porque si no fuese por el apoyo de ellos, yo no sé dónde estaría hoy”.

El día a día en el Lomas era muy difícil en la juventud de Nico, hasta el punto que normalizaban situaciones muy peligrosas y eso fue parte importante de alejarse de esas situaciones para salir adelante. “Vos escuchabas un tiro y era como que se estaban tirando en una gomera, era muy normal en esa época”.

“Yo creo que hay alternativas, está en uno decir no quiero esto. Es fuerza de voluntad porque hay muchos chicos del barrio también que se criaron con las mismas condiciones que yo y gracias a Dios salieron buenas personas, nunca se metieron en una mala junta. Está en uno a veces saber con quién andar y con quién no, porque las malas juntas te lleva a todo eso”, valoró.

Con el tiempo, y peleas ganadas o perdidas de por medio, le hicieron comprender que “cualquier alegría, así sea mínima, es un triunfo, estar vivo ya es algo”.

“Ahora me veo peleando, entrenando y no puedo creer que soy yo. Nunca pensé en esto, igual que tener boxeadores, nunca dije que quiero boxear y después ser entrenador. Empecé a dar de forma recreativa pero había varios chicos que querían pelear, eso me motivó y hoy entreno a competidores”, manifestó Pagliaruzza.

EL APORTE DEL BOXEO

Nicolás llegó al box de casualidad porque buscaba realizar un deporte para recuperarse de una lesión causada por una bala perdida. “Iba a la ferretería caminando y justo hubo una balacera entre personas en motocicleta y quedé en el medio. Un balazo me dio en el fémur”, recordó.

“Ya me había ido del barrio, había empezado la escuela, estaba trabajando, quedé rengo y solo andaba en bicicleta. Empecé kick boxing para probar y poder fortalecer la pierna, ahí me vieron condiciones y me ofrecieron pelear pero el doctor Zapetti, que me operó, me recomendó que no, por que debía usar las piernas y era riesgoso por lso golpes y me dijo de probar con boxeo. Empecé y me gustó”, contó.

Los primeros golpes comenzó a darlos en los gimnasios de Wenceslao Mansilla, después en el de Ulises Cloroformo López y continuó con el histórico Roque Gastaldo. “Me gustó, vi que andaba bien y me dije a mi mismo que servía para esto”.

Entrenó duro continuamente hasta que tuvo su primera pelea de la cual reconoció estar muy ansioso. “En el primer round tiré todo, le saqué el cabezal y todo. En el segundo ya se puso parejo, estaba algo cansado. En el tercero fue una pelea de borrachos, los dos estábamos fusilados. Cuando terminó el tercero estaba blanco, medio descompuesto, ya había quemado toda la energía y Roque me preguntó si quería seguir y le dije que sí porque no pensaba perder la primera pelea y así fue”, recordó Paya, como lo reconocen en el ambiente.

A medida que iba creciendo en el box, comenzó con su escuela, Paya Box, en su barrio y en Pancho Ramírez con una buena cantidad de niños y jóvenes. Además lo usó como incentivo para alejarlos de la calle y los malos hábitos. “Me puso muy contento ver a los chicos disfrutar, se emocionaban mucho al ver las bolsas, los guantes. Era algo nuevo para ellos, entonces era muy gratificante”.

“Tenían muchos alumnos y que lamentablemente por la pandemia tuvimos que cortar, después puse mi gimnasio, que ya por motivos laborales no tengo mucho tiempo de atender porque se hace difícil repartirse entre enseñar y entrenar porque mis días son sin descanso”.

Actualmente es instructor de cinco boxeadores con potencial y motiva continuamente a que los gurises de los barrios se sigan sumando. “Que se enfoquen en lo que le gusta y luchen por su sueño, que ningún sueño es chico. Siempre hay que luchar, con ganas todo se puede”, destacó.

Paya se encuentra actualmente en la categoría hasta 56 kilogramos y su último combate fue derrota ante el vigente campeón entrerriano de la categoría, Lino Valdéz. Su participación y la de tantos jóvenes pugilistas paranaenses, varones y mujeres, demuestra el resurgimiento del boxeo en la capital provincial de una manera más organizada. “Se están haciendo muchos eventos seguidos, que eso es lo importante para el boxeo ya que años atrás no se hacían tanto. Ahora todos los meses hay festivales, así que podemos pelear continuamente”, rescató.

Dentro de sus sueños, el joven paranaense remarcó: “Primero quiero ir por el campeonato entrerriano y después si, nos vamos al profesionalismo y después que venga lo que tenga que venir”.

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