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Recuerdo de una charla imperdible

Sergio Hernández acerca de talento, el trabajo y los fundamentos

Mano a mano con el coach de la Selección Argentina de básquet, reciente subcampeona del mundo en China. Oveja, uno de los más destacados, admirado y puesto de ejemplo a seguir para el perfeccionamiento del deporte en el país.

El entrenador de la Selección Argentina de Básquet reciente subcampeona del mundo en China es uno de los más destacados, admirado y puesto de ejemplo a seguir para el perfeccionamiento del deporte, sobre todo a nivel nacional. Hace unos años, junto a otros destacados de la pelota naranja, brindó una clínica en la ciudad de Paraná y El Pelotazo tuvo un mano a mano cargado de importantes conceptos.

En el marco de la XVIII Clínica Esco Coditep Internacional de básquet en 2015 Hernández reconoció que por aquella época comenzó el recambio de la Generación Dorada a los actuales protagonistas que se lucieron en el continente asiático contra todo pronóstico. Para esa transformación, la Oveja reconoció que hubo cambios desde las perspectivas del entrenador a la forma de trabajo y desde las maneras de trabajar de cada jugador.

“En un momento de mi carrera sentí que me estaba aburguesando en el cargo de entrenador, que no le estaba dando todo lo que podía dar. Con el tiempo me interesé por otros aspectos que eran importantes, pero que no lo tenía en cuenta a la hora de entrenar. Empecé a estimular a los jugadores a crear buenos hábitos, que son los que quedan para siempre, al igual que los vicios que son más complicados de corregir”, señaló.

Hernández comprendió que era necesario dar una vuelta de rosca a las formas de practicar adaptado a los nuevos tiempos “para jugar un básquet totalmente diferente”. “El básquet actual tiene que ver lo físico, lo técnico, la lectura de juego, la nutrición, el descanso, la recuperación, por lo tanto hay que subir ese escalón y ver cómo se implementa”, manifestó.

“Por eso es importante en los clubes que el entrenador de a conocer a los dirigentes las principales necesidades para un buen proyecto. Yo prefiero relegar la posibilidad de contratar un jugador y que se garantice un lugar para entrenar en las mejores condiciones, con un buen cuerpo técnico (con asistentes profesionales, un preparador físico, un centro de entrenamiento), sabiendo que a veces es difícil”, reconoció.

Asimismo, Oveja dejó en claro un concepto muy importante a tener en cuenta para todos los ambientes deportivos: “No tenemos que guiar a los clubes sociales a convertirse obligadamente en equipos deportivos de alta competencia”. “Uno le marca a los dirigentes sobre las cosas que se pueden hacer profesionalmente, pero nosotros hacemos lo que dan los recursos. Les pedimos los recursos para llegar a ese proyecto que queda para el futuro de la institución”, añadió Hernández.

“El talento rompe los esquemas”

Sergio Hernández tiene bien en claro que el armado de un equipo requiere sí o sí el laburo grupal y el individual. “El talento rompe los esquemas y ese es el punto de partida para la conformación de un plantel. Sino agarro a cualquiera y armo un equipo. Los más importantes son ellos, por eso la elección del plantel es clave y las expectativas se basan de acuerdo a lo que se puede elegir. Uno tiene que fijarse contra quién compite, si uno logra entender que no es solo ganarle al otro, sino que ser un poquito mejor como equipo, vas a ganar más y vas a estar más relajado. Si dirigís a buenos jugadores todo lo que le propones lo mejoran, a veces es al revés”, sostuvo.

El avance de tácticas y técnicas es constante en cualquier deporte, en la vida diaria, de la cual no es ajeno el básquet. “En los últimos tiempo se ha determinado que a los jugadores hay que entrenarlos o ayudarlos a entrenar más; se es más táctico, se ha ganado en lo que es comportamiento, en el aprovechamiento de los espacios. Eso hace que los entrenadores vean solo esa parte del trabajo y hayan dejado de entrenar los fundamentos básicos”.

También es consciente que los cambios a veces modificaron la esencia o la impronta del deporte. “Se ha generado que jugadores pierdan la posibilidad de jugar uno contra uno. Hay un todo que es la táctica colectiva, un mix que es la táctica individual que son los comportamientos, la lectura de juego. Después están las partes que en el juego te da por buena táctica, disciplina táctica y buen comportamiento te da la posibilidad de uno contra uno”.

“Hay que ser rápido en medio segundo, no en 3 segundos. En ese tiempo tenés que hacer un pique con derecha, entrepierna, llevarla a mano izquierda y definir. Si no lo hiciste ese espacio que encontraste no sirve para nada y a veces se llega a ese espacio y no se tiene esa impronta de velocidad de ejecución, calidad de ejecución. La idea es sumar trabajos”, sentenció.

“Con Pepe Sánchez estábamos entrenando una jugada que la llamábamos "4 abajo" que era una situación de Pick-and-Roll en el eje, bloqueo directo en el medio de la cancha. Es algo de lo más simple que tiene el básquet, el grande cae y el 4 sube. Y Pepe pregunta dónde quería que hagan el Pick-and-Roll, si fuera de la línea de 3 puntos, sobre o dentro, porque que ‘querés que haga mi hombre, que vaya conmigo o pase por detrás del bloqueo’. Imaginate si esa cosas sencilla, detalles de la táctica lleva tanta cantidad de detalles y de acuerdo a eso es el comportamiento colectivo general. En función de cómo actúan esos dos defensores que están involucrados van a ser los comportamientos de los otros 3 jugadores. Cuando lo ves de afuera parece fácil, a veces sale bien, otras no. A veces la oposición es mejor que vos por más que salga bien no llegas a destino o tiraste y no entra, o entra una que hiciste todo al revés y te dicen que sos un genio”, destacó.

El último eslabón de la Generación Dorada más vigente que nunca

El Mundial en China tuvo a la Selección Argentina en boca de todos por sus altos rendimientos que lo llevaron a jugar la final ante España. Tuvo destacadas actuaciones como equipo e individualmente donde figuró en reiteradas oportunidades Luis Scola, el último eslabón de la Generación Dorada.

“Es la búsqueda de la excelencia, cuando se habla de trabajo el ejemplo más claro es Scola”, sentenció Hernández en ese entonces, que le dio la razón cuatro años más tarde. Dentro de varias anécdotas recordó una que dejó en claro el compromiso del Ala-pivot. “Un Día del Padre me manda un mensaje y yo estaba haciendo un asado a las 10 de la mañana; le respondo con una foto del fuego y el saludo. Y me manda otra foto de su ‘templo’, su propio gimnasio haciendo ejercicios”.

“Es así, en todos los momentos del día, y no sólo desde la alimentación, tiene todo un entrenamiento en cuanto a la comida, lo físico, lo técnico dentro de una cancha que lo hace 300 veces por semana. Es difícil no ponerlo de ejemplo. Grandes jugadores como Manu Ginobili, durante 10 meses de competencia no comen 1/4 de helado y no lo hacen. Alguien le impuso esos hábitos”, agregó.

Una alternativa que jerarquice la profesión

Para Sergio Hernández el aprendizaje más allá del básquet es importante. Un claro ejemplo de su idea se ve reflejada en sus hijos, Lautaro e Imanol, quienes siguen su paso en la dirección técnica o dentro de un cuerpo técnico. “A ello les he inculcado la profesionalización académica. Aunque estén convencidos de ser entrenadores, es necesario que le aporten la parte académica sin importar el rubro. Los entrenadores debemos dar un salto de calidad en eso”. “No podemos quedarnos como entrenadores porque hacemos cursos o jugamos al básquet alguna vez, el entrenador es mucho más que sólo entender el juego, que a eso lo puede hacer un periodista, un analista, un aficionado, un ex jugador, y por eso no van a ser entrenadores”, recalcó.

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